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domingo, 6 de abril de 2008

Por un proyecto de campus construido por todos y al servicio de la mayorías de este país


Este 2008 nuevamente escuchamos por los pasillos de nuestras facultades que vendrá un nuevo proyecto para revitalizar nuestro Campus, comenzamos a escuchar lo mismo que el 2006 y 2007 se llamo proyecto JGM, pero que fracasó por la falta de un piso político, pero principalmente por las inconsistencias de una iniciativa hecha entre cuatro paredes. Nos movilizamos y planteamos nuestras postura. Con el desgaste y otras coyunturas, que iban saliendo en el camino, terminamos desinflándonos, al final todo cayo, nosotros no nos movilizamos más y el proyecto quedo sólo como una idea que alguna vez se quiso implementar. Pero… todo esto no queda ahí.
“La bondad” de nuestra “Presidenta ciudadana” pareció devolverle las esperanzas al proyecto estrella de del Rector Pérez, con el cual se ganó los votos algo reticentes de nuestro Campus. Bachelet promete plata para La Chile y de esta manera comienza a reactivarse el proyecto de Campus, que ahora pasa a llamarse Proyecto Bicentenario. Nos pasan 25.000 millones por medio de un convenio de desempeño, en un plazo de 5 años.




Lo primero que hay que tener en cuenta es que las negociaciones que hizo por detrás Pérez dieron resultado y que “la buena voluntad” de Bachelet fue lo mínimo que podía hacer luego de que su coalición, La Concertación, dejara botada nuestras disciplinas y la educación en general durante todos esto años. Paradójicamente (aunque también concientemente) la Concerta ha sido una muy buena administradora del legado de la dictadura, llegando a perfeccionar y profundizar el modelo económico. Aquí la culpa de nuestras malas condiciones no es sólo de los milicos y el “tirano”, sino también de los gobiernos civiles que desde el primer momento estuvieron con los empresarios y dueños de nuestro país.
Algo más sobre el proyecto
El bicentenario cuesta en su totalidad 59.690 millones de pesos, de donde la gran mayoría va para infraestructura. El gobierno pasa sólo 25.000 millones: he aquí el primer problema.
Esto se financia a través de un convenio de desempeño, un instrumento que da dinero a medida que se van mostrando resultados por medio de procesos de negociación entre el MINEDUC y gente de la Chile: He aquí el segundo probleLa prioridades son en su totalidad infraestructura y además no han sido consensuadas por la comunidad: se discutieron en enero encerrados en cuatro paredes.
Por lo demás el convenio de desempeño por mucho que nos digan que es un mecanismo para generar auto-compromisos, sigue limitando nuestra autonomía al estar negociando constantemente con el gobierno y su manera de concebir la educación. Nos dicen que se deben ajustar los criterios institucionales a las prioridades país que define el gobierno, lo que en concreto es ajustar nuestras prioridades, en todos los términos, al modelo de educación que plantea el gobierno, que ya innumerables veces a demostrado ser un fracaso.
Nos financian menos de la mitad del proyecto y lo demás lo ponemos nosotros. Esto parece una paradoja: nos pasan plata, pero igual debemos financiarnos nosotros. No se toma en cuenta que nuestras disciplinas han sido constantemente relegadas por Rectoría y que co-financiar el proyecto significaría seguir hundiéndonos, pero ahora con edificios más bonitos.
Si no se logra un cambio total en la relación del Estado con las Universidades y en caso particular con las disciplinas del Campus JGM, lo más probable es que nadie nos asegure el mantenimiento y crecimiento de lo que logremos construir y cambiar. Quedaremos con deudas millonarias, con un financiamiento ineficiente con las inequidades características en la distribución de dineros por rectoría. A esto se sumaria una posible alza de aranceles para financiar estos hoyos y una “racionalización” de la planta funcionaria (Despidos, externalización)
Nuestra pelea debe centrarse en que no pase esto, evitar que el proyecto más que ayudarnos nos perjudique. Manifestar un rechazo enérgico al alza de aranceles y todo proceso de profundización de nuestra privatización, ese es el conflicto principal en esta coyuntura.
A la vez entendemos que existen problemas de fondo dentro de todos esto: el tema del financiamiento basal, de los criterios ideológicos del convenio de desempeño, de la orientación de los cambios, reforma del pre-grado, etc. Estos criterios no se reducen a esta coyuntura, más bien se reproducen en la mayoría de los conflictos que vivimos en nuestra universidad. Es por esto que esta crítica debe hacerse en todos los espacios posibles y a través del trabajo cotidiano, en nuestras asambleas de curso, en foros, discusiones y movilizaciones y no sólo en esta coyuntura.
Esto debe poner nuestros esfuerzos no sólo en este conflicto “más ideológico y político”, sino más bien en la labor metodológica de intentar en todas nuestras demandas, pequeñas, medianas o grandes trabajar las problemáticas de la educación.
Como dijimos anteriormente: hay que dotar a todo esto de ciertas líneas y objetivos comunes que nos permitan obtener pequeñas victorias con grados mayores de concientización de nuestros compañeros.


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